El otro premio de la actividad físico-deportiva: el tiempo en familia
Cada niño y niña posee un mundo interior muy amplio, lleno de creatividad, sueños e ilusiones. Sin embargo, se podría afirmar que todos y todas tienen un deseo en común: pasar más tiempo con su familia. Una encuesta realizada en 2021 por la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios (ARHOE) reveló que el 80 % del tiempo que dedican los padres y las madres en España a sus hijos e hijas es meramente para darles de comer. Durante los desayunos, almuerzos y cenas es cuando más se comunican con ellos y ellas, mientras que las horas restantes del día las invierten en salir a pasear o ayudarles con sus deberes.
Hoy, 15 de mayo, se celebra el Día Internacional de las Familias para concienciar sobre el papel fundamental de las familias, sea cual sea su estructura, en la educación y el desarrollo de los y las menores. Una buena oportunidad para compartir un día inolvidable en un entorno diferente al de la rutina diaria y llenar así el álbum de bonitos recuerdos familiares.
La práctica de actividad físico-deportiva en familia puede ser un plan muy divertido para este domingo, que podemos hacer extensivo a otros días de la semana, ya que existe un amplio abanico de opciones para todos los gustos y necesidades físicas. Pero además de diversión, conlleva grandes beneficios para el núcleo familiar, no solo a nivel físico; la realidad es que constituye una herramienta esencial dentro del hogar para el desarrollo educativo, emocional, psicológico y social de todos sus miembros, especialmente de los y las menores.
Los beneficios intangibles e inherentes a la actividad físico-deportiva
La esencia de la actividad físico-deportiva está en la acción, el disfrute, la competición y el reto. A través de ella, las personas adultas pueden transmitir valores positivos a los niños, niñas y jóvenes, reforzando los lazos afectivos, la comunicación y forjando las bases de una vida saludable, tanto a nivel físico como emocional. Expertas en psicología evolutiva y educativa, como Alicia Benavidez o Miriam Romero, consideran que la actividad físico-deportiva puede generar un estilo democrático familiar en el que se incentive la toma de decisiones, el respeto de las reglas acordadas, el juego en equipo y la resolución adecuada de los conflictos. Además, se presenta como un factor clave para la protección del desarrollo óptimo desde edades tempranas y un aspecto positivo para fomentar conductas prosociales, emprendedoras, de autocontrol y críticas, como prevención de problemas de conducta.
En el plano psicológico, numerosos estudios han puesto de manifiesto que la práctica regular de actividad físico-deportiva incrementa la autoestima, genera confianza y sensación de bienestar, además de mejorar el funcionamiento intelectual. De esta forma, no solo se libera tensión dentro del núcleo familiar y se favorece un estado de bienestar emocional que permite canalizar los conflictos domésticos, sino que también se previenen enfermedades mentales como el estrés, la ansiedad o la depresión.
Todo ello favorece la integración de los/as infantes y jóvenes en la sociedad, además de la interacción con otras personas de forma sana y respetuosa. De forma que, a través del juego y la diversión, tanto las personas adultas como las/os menores amplían su círculo social. En otras palabras: la actividad físico-deportiva ofrece grandes beneficios sociales, permitiendo a niñas, niños y jóvenes establecer vínculos emocionales y convertirse en personas adultas saludables en todos los aspectos.
Propuestas de prácticas físico-deportivas en familia
La actividad física no tiene por qué ser siempre intensa o ser sinónimo de sobresfuerzo o aburrimiento. Existen múltiples propuestas de actividades sencillas que permiten desarrollar la motricidad y que se pueden adaptar a las necesidades físicas de cada persona o unidad familiar: recorrer un sendero por la montaña, ir a tu playa favorita a nadar, dar un paseo en bicicleta o con patines, jugar un partido en la plaza o montar una yincana en casa. Incluso, por qué no, compartir alguno de sus juegos infantiles favoritos, como saltar a la comba, una carrera de sacos o el juego del pañuelo.
Además, Tenerife es un marco inigualable para vivir experiencias de turismo activo. Conocer nuestra Isla a la vez que hacemos ejercicio físico puede ser un plan familiar estupendo. Son muchas las empresas especializadas en el sector que pueden ayudarte a hacer esta experiencia mucho más enriquecedora. Eso sí, comprueba que se trata de empresas que cumplan con todas las garantías: consulta la web de Turismo de Tenerife.
Y si no te convence ninguna idea o no quieres repetir el plan, puedes elegir otras prácticas deportivas que te gusten más o, incluso, ¡puedes aprovechar para dejar volar tu imaginación! Prueba a inventar juegos en familia que impliquen hacer deporte sin dejar de pasarlo bien y de fomentar la creatividad, pero siempre con precaución ante posibles riesgos y evitando las lesiones o accidentes.
Sea cual sea la actividad escogida, la práctica en familia proporcionará a todos sus miembros, tanto a nivel individual como a nivel grupal, múltiples beneficios físicos, psicológicos, educativos y sociales. Eso sí, es fundamental que las personas adultas de la unidad familiar adopten una actitud positiva, participen activamente en la cultura del movimiento y presten atención a las demandas deportivas de los y las menores.
Finalmente, no olvidemos que lo que más desean las niñas, niños y jóvenes es que les brindemos nuestro apoyo incondicional y les regalemos el mayor tiempo de calidad posible para aprender, evolucionar y disfrutar en y de la familia.