Actividad física, deporte y familia: la mejor combinación
En el ámbito familiar no siempre somos conscientes de la importancia que tiene la actividad fisicodeportiva en las edades del desarrollo. Incluso en aquellos núcleos familiares que sí lo son, existe un gran desconocimiento sobre cuáles son sus beneficios reales y hasta qué punto resulta esencial que desde el hogar se realice una correcta gestión de este asunto.
Ante todo debemos entender que no todo vale. Cada etapa del desarrollo presenta unas características y unas necesidades físicas diferentes, que requieren prácticas deportivas adecuadas a sus circunstancias. Del mismo modo que existen múltiples modalidades deportivas con características específicas que pueden ser más o menos beneficiosas, dependiendo del o la menor en cuestión.
Deporte individual o deporte colectivo es una de las primeras decisiones a la que nos enfrentamos. La respuesta es ambos. Por un lado, deben conocerse a sí mismos, sus límites, la propiocepción de su cuerpo, el desarrollo de la lateralidad, entre otros factores. Por otra parte, durante la etapa de desarrollo de su personalidad debemos darles la posibilidad de conocer y practicar los valores propios de los deportes de equipo como son el compañerismo, el trabajo en equipo, la resolución de conflictos… lo que sin duda favorecerá la transferencia de estos valores a su vida cotidiana.
En los últimos tiempos se ha potenciado desde diferentes ámbitos la especialización deportiva temprana, pensando, erróneamente, que un dominio técnico y táctico prematuro en un deporte propiciará un mejor rendimiento futuro. Grave error: los estudios científicos indican todo lo contrario. Durante la etapa de crecimiento, niños y niñas deben adquirir el mayor número posible de patrones motores y esto sólo se logra mediante una práctica multideportiva que favorezca el desarrollo de todas las cualidades físicas básicas. Un número importante de deportistas de élite son claros ejemplos de un inicio tardío en el deporte, lo que confirma la teoría de que la especialización deportiva temprana no garantiza el éxito. Sin olvidar un elemento fundamental propio de la infancia al que aún no hemos hecho referencia: el juego, una práctica básica para el normal desarrollo físico y mental, que generará una mayor motivación y garantizará el amor por la práctica deportiva.
Además, si les animamos a probar diferentes deportes reconoceremos más fácilmente la modalidad más apropiada, ya que el elemento motivacional está íntimamente relacionado con la percepción que el niño o la niña tenga sobre el nivel de competencia y dominio de ese deporte. Así, mayor será la garantía de que en el futuro elijan la modalidad deportiva más adecuada.
Otro factor fundamental para el desarrollo integral de los y las menores es que puedan ejercer su derecho a una práctica deportiva libre de estereotipos. Tradicionalmente venimos arrastrando el prejuicio de que existen ‘deportes de chicos y de chicas’ porque se relacionan con rasgos y actitudes que la sociedad vincula a la figura masculina o femenina, respectivamente. A pesar de que últimamente está ‘mejor visto’ que las chicas jueguen al fútbol – gracias, entre otras cosas, a tener en la Isla a dos equipos femeninos de fútbol en Primera División -, aún queda mucho camino por recorrer. Los calificativos despectivos o burlones que reciben los chicos y las chicas que practican deportes tradicionalmente asociados al sexo opuesto, por parte de su entorno, siguen estando a la orden del día en los ambientes escolares y extraescolares.
Cuándo y cómo incluir el elemento competitivo puede ser otra decisión vital para su futura adhesión a la práctica deportiva. Ante todo debemos valorar si el niño o la niña ha alcanzado su madurez deportiva; una incorporación a la competición mal gestionada puede provocar desmotivación, propiciar un abandono prematuro o incluso ser motivo de lesiones irreversibles que podrían haberse evitado.
Por otra parte, cuando logramos que nuestros hijos e hijas alcancen su madurez deportiva en una modalidad, tampoco tenemos recursos para gestionar esta situación, sin que afecte a su rendimiento escolar y personal.
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